Mientras el sol se eleva sobre las orillas de un río en Rupununi, un miembro de la comunidad recoge una muestra de agua que más tarde revelará el ADN de peces y otras especies silvestres. Cerca de allí, una cámara trampa registra a un jaguar que se abre paso entre la vegetación del bosque. Juntas, estas acciones forman parte de un programa de monitoreo de biodiversidad impulsado por las comunidades, que combina el conocimiento indígena con la ciencia y la tecnología modernas para comprender y proteger mejor la vida silvestre de la región.
“Este tipo de monitoreo nos da herramientas reales para entender lo que está ocurriendo en nuestro entorno. Nos ayuda a tomar mejores decisiones para nuestras comunidades, nuestra fauna y nuestro futuro”, afirmó Titus Antone, miembro del proyecto de la comunidad de Katoka, en Rupununi.
Hoy, el país se encuentra en el centro de la atención mundial como una de las economías de más rápido crecimiento, con proyecciones que indican que podría duplicarse para 2028. Este auge está impulsado por el descubrimiento y el rápido desarrollo de reservas de petróleo en alta mar, con una producción que ya alcanza los 900 mil barriles diarios. Sin embargo, hace apenas una década, Guyana pasaba en gran medida desapercibida en el panorama internacional, un contraste que hace aún más notable su compromiso paralelo con la biodiversidad.
En medio de este auge económico, Guyana ha mantenido su compromiso de proteger su riqueza biológica. El país busca posicionarse no solo como una potencia energética emergente, sino también como un líder en la conservación de la biodiversidad. A través de su Estrategia de Desarrollo con Bajas Emisiones de Carbono (LCDS, por sus siglas en inglés), lanzada por primera vez en 2009 y actualizada en 2022, el país se ha comprometido a mantener su cobertura forestal y conservar la biodiversidad, promoviendo al mismo tiempo un crecimiento económico inclusivo.
Biodiversidad bajo presión
La biodiversidad de Guyana es extraordinaria. El país alberga más de 800 especies de aves y más de 6000 especies de plantas. Sus paisajes abarcan desde extensas sabanas hasta densos bosques tropicales, que aún cubren alrededor del 85 % del territorio.
Sin embargo, al igual que en gran parte del mundo, Guyana enfrenta desafíos para monitorear y gestionar su biodiversidad, a medida que aumentan las presiones del desarrollo, la expansión de la infraestructura y el cambio climático. Sin un sistema de monitoreo confiable, existe el riesgo de recopilar datos inconsistentes o irrelevantes, gastar recursos en métodos ineficaces o no detectar cambios ecológicos clave.
Osos hormigueros se desplazan por las sabanas abiertas de Guyana, uno de los paisajes con mayor biodiversidad del país. Foto:
Un piloto para el monitoreo nacional
Para abordar estas preocupaciones, el Programa de Manejo Sostenible de la Vida Silvestre (SWM, por sus siglas en inglés), una iniciativa de múltiples socios financiada por la Unión Europea e implementada en Guyana por el Centro para la Investigación Forestal Internacional y Centro Internacional de Investigación Agroforestal (CIFOR-ICRAF), está poniendo a prueba un componente innovador de monitoreo de la biodiversidad. Su objetivo es crear métodos científicamente rigurosos y rentables que puedan escalarse a nivel nacional y replicarse en otros países.

El proyecto también sitúa a los Pueblos Indígenas y las comunidades locales en el centro, fortaleciendo su capacidad para monitorear y gestionar los recursos naturales mediante enfoques comunitarios. Los datos recopilados servirán para la toma de decisiones locales y contribuirán a los objetivos de biodiversidad nacionales y globales.
La iniciativa se desarrolla en siete comunidades indígenas de la región de Rupununi, una zona de excepcional diversidad ecológica. Desde marzo de 2025, 28 monitores locales han estado utilizando cámaras trampa, dispositivos acústicos, ADN ambiental (eDNA) y conocimiento ecológico local para recopilar información sobre diversos grupos taxonómicos como mamíferos, aves y peces.
Aprovechando la inteligencia artificial
Para analizar y presentar los datos, CIFOR-ICRAF se ha asociado con Map of Life, una iniciativa del Centro para la Biodiversidad y el Cambio Global de la Universidad de Yale. Utilizando inteligencia artificial, Map of Life aplica aprendizaje automático para identificar especies a partir de imágenes de cámaras trampa y grabaciones acústicas. Los resultados se visualizarán en un panel en línea, lo que permitirá a los responsables de la toma de decisiones —a nivel local, nacional e internacional— acceder e interpretar fácilmente las tendencias de biodiversidad.
Los resultados preliminares de solo tres meses de recolección de datos ya han puesto de relieve la impresionante biodiversidad de la región. El monitoreo acústico por sí solo ha detectado más de 450 especies de aves, entre ellas el cardenalito (Spinus cucullatus), en peligro de extinción, y el águila harpía (Harpia harpyja), considerada vulnerable. Mientras tanto, las primeras cámaras trampa han registrado jaguares (Panthera onca), pumas (Puma concolor) y armadillos gigantes (Priodontes maximus).
“Ser parte de este proyecto nos ha demostrado que nuestro conocimiento tradicional tiene un valor importante. Cuando combinamos lo que aprendimos de nuestros mayores con tecnologías como las cámaras trampa y el ADN ambiental, podemos proteger nuestra biodiversidad de una forma que respeta tanto nuestra cultura como la ciencia”, afirmó Shun Alvin, monitor local de la comunidad de Rewa.


La importancia de este trabajo se destacó en julio durante la Cumbre de la Alianza Global para la Biodiversidad en Georgetown, donde el presidente de Guyana anunció la ambición del país de implementar el primer sistema nacional de monitoreo de biodiversidad del mundo para 2030. Se espera que los hallazgos del piloto en Rupununi contribuyan directamente al diseño del sistema y sirvan como modelo para otros países ricos en biodiversidad.
A medida que Guyana avanza en su rápido crecimiento económico, la inclusión del monitoreo de biodiversidad en la planificación nacional refleja un compromiso real con el desarrollo sostenible. El piloto de monitoreo en Rupununi demuestra cómo la combinación de datos, conocimiento indígena y políticas puede fortalecer la integridad ecológica y, al mismo tiempo, apoyar objetivos de desarrollo a largo plazo —lecciones que van mucho más allá de las fronteras de Guyana.
Agradecimientos
El Programa de Manejo Sostenible de la Vida Silvestre (SWM) es una iniciativa internacional que busca mejorar la conservación y el uso sostenible de la fauna silvestre en ecosistemas de bosques, sabanas y humedales. Está financiado por la Unión Europea, con cofinanciación del Fondo Francés para el Medio Ambiente Mundial (FFEM) y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD). Los proyectos se están implementando y poniendo a prueba junto a gobiernos y comunidades en 15 países participantes.
El programa es implementado por un consorcio dinámico de socios que incluye a CIFOR-ICRAF, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS) y el Centro Francés de Investigación Agrícola y para el Desarrollo (CIRAD).








