Cada 5 de septiembre se celebra en Brasil el Día de la Amazonía. Para los brasileños, y para los ciudadanos de los países que comparten este vasto ecosistema, es un recordatorio de que la Amazonía es el corazón palpitante de Sudamérica: un bosque que moldea el clima, nutre culturas y resguarda conocimientos y especies aún por descubrir. Para el mundo entero, también es una oportunidad para reconocer cuánto depende nuestro futuro común de la salud de la Amazonía.
Mientras la comunidad internacional se prepara para una conferencia climática decisiva en la ciudad de Belém do Pará, conocida como la “puerta de entrada a la Amazonía”, aquí presentamos siete razones por las que la historia de este bosque no se trata solo de árboles y ríos, sino también de pueblos, resiliencia y de las decisiones que tomemos hoy.
1. El bosque más grande de la Tierra
La cuenca amazónica es la selva tropical y cuenca hidrográfica más extensa del planeta, con casi 7 millones de km², cubre alrededor del 40 % de Sudamérica y se extiende por nueve países: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam, Venezuela y Guayana Francesa. Sin dudas, su magnitud sustenta la estabilidad climática global y los medios de vida regionales.
2. Agua para un continente
Los árboles amazónicos ofrecen mucho más que sombra y refugio. Reciclan cerca de la mitad de toda la precipitación de la cuenca mediante un amplio ciclo de transpiración y lluvias. Estos “ríos voladores” transportan humedad a lo largo de Brasil, hasta Argentina y más allá, irrigando tierras agrícolas a miles de kilómetros de distancia. El propio río Amazonas representa aproximadamente el 20 % de todo el caudal de agua dulce que llega desde los ríos al océano en el mundo, influyendo en el clima y las corrientes a escala global. Sin bosques, estos ciclos se rompen, poniendo en riesgo las lluvias, la agricultura, la seguridad hídrica e incluso la producción de alimentos más allá de las fronteras sudamericanas.
Las compañías madereras y equipos de certificación difieren en los modos en los que cumplen, o interpretan el cumplimiento, los estándares de certificación forestal, implicando que la madera certificada pueda no ser fuente de bosques sosteniblemente manejados. Foto cortesía de J.G. Collomb, World Resources Institute.
3. Un paisaje profundamente humano
Aunque a menudo se presenta como un paisaje de naturaleza pura, la Amazonía alberga a unos 47 millones de personas. De ellas, casi 2,2 millones pertenecen a naciones indígenas de unas 410 étnias, y con 80 de estas viviendo en aislamiento voluntario. Entre estos grupos, también se cuentan comunidades locales como quilombolas, afrodescendientes y rivereños.
Se estima que unas 300 lenguas son habladas en la Amazonía, cada una con conocimientos únicos y relatos milenarios de conexión con el bosque. Desde tecnología y sistemas de pesca adaptados a las crecidas estacionales hasta dietas centradas en superalimentos panamazónicos como el açaí, el aguaje o la castaña amazónica, las comunidades amazónicas ofrecen innumerables lecciones de resiliencia y reciprocidad con la naturaleza.
Las compañías madereras y equipos de certificación difieren en los modos en los que cumplen, o interpretan el cumplimiento, los estándares de certificación forestal, implicando que la madera certificada pueda no ser fuente de bosques sosteniblemente manejados. Foto cortesía de J.G. Collomb, World Resources Institute.
4. Un reservorio de vida del mundo
La Amazonía es uno de los mayores reservorios de vida en la Tierra, hogar de millones de especies de plantas y animales, incluidas miles de especies de árboles aún sin identificar. Con más de 50 ecosistemas interconectados, alberga más del 10 % de todas las especies conocidas, entre ellas casi un tercio de los mamíferos del mundo y al menos una quinta parte de sus aves, muchas de ellas únicas de la región. El bosque también resguarda cerca de 16 000 especies de árboles y aproximadamente 390 mil millones de individuos. Pero la deforestación y los choques climáticos están impactando este reservorio de vida más rápido de lo que la ciencia puede documentarlo, junto con los posibles medicamentos, alimentos y recursos que contiene y que aún no hemos descubierto.
Peran sektor bisnis sangatlah penting bagi suksesnya pelaksanaan REDD+ di Indonesia. ©CIFOR/Agus Andrianto
5. Un gigante de carbono en una encrucijada
Almacenando más de 150 mil millones de toneladas de carbono, la Amazonía cumple un papel crucial en la estabilidad del clima global, pero este equilibrio corre peligro. El aumento de la deforestación, los incendios más intensos y las sequías cada vez más frecuentes están llevando a partes del bosque a convertirse de sumideros a emisores de carbono. Proteger los bosques primarios remanentes es vital y urgente: la Amazonía no es infinita, y cuanto más perdamos, mayor será el riesgo.
6. Un punto de inflexión
Durante 65 millones de años, los bosques amazónicos mostraron una notable resistencia a la variabilidad climática, sin embargo, hoy enfrentan presiones sin precedentes: temperaturas en aumento, sequías intensas y pérdida de cobertura forestal, incluso afectando áreas antes remotas, según el Panel Científico para la Amazonía.
Los científicos advierten que, si las tendencias actuales continúan, la Amazonía podría alcanzar un “punto de inflexión” en el que grandes extensiones colapsen y se transformen en ecosistemas degradados. Esto desencadenaría impactos en cascada: más calentamiento global, reducción de las lluvias en toda Sudamérica, extinciones masivas de la biodiversidad amazónica y perturbaciones en la producción de alimentos, la energía y la salud humana.
7. La salud de la Amazonía es nuestra salud
Si lo pensamos bien, la Amazonía es mucho más que los “pulmones del planeta”; es una de sus grandes arterias, que conecta agua, vida, carbono y cultura. Su destino está íntimamente ligado al de todos los que habitamos la Tierra.
Según el Panel Científico para la Amazonía, proteger este valioso sistema requiere:
- Movilizar la conservación, restauración y gestión sostenible de los ecosistemas amazónicos
- Construir una bioeconomía inclusiva, basada en bosques en pie y ríos vivos
- Fortalecer la gobernanza local y alinear políticas a múltiples escalas
Además, la evidencia muestra que cuando se reconocen los derechos territoriales de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales, las tasas de deforestación disminuyen de manera significativa. Ampliar soluciones basadas en la naturaleza, como la agroforestería y la agroecología, también puede garantizar medios de vida sostenibles al mismo tiempo que se conserva y restaura el bosque.
La Amazonía nos llama a actuar, este 5 de septiembre empecemos por reconocer cuán vinculadas están nuestras vidas a ella.









