A medida que la COP30 se acerca, Brasil se prepara para acoger a los miles de delegados internacionales que se darán cita en Belém do Pará en noviembre, en lo que se está posicionando como una de las conferencias climáticas con más expectativas de los últimos tiempos.
Y esto no es en vano. Belém marcará diez años desde la adopción del Acuerdo de París, un hito crucial para evaluar el progreso global, y servirá para examinar las nuevas contribuciones nacionales y revisar la implementación real del acuerdo para limitar las emisiones antropogénicas que, la evidencia lo confirma, están llevando al planeta y sus ecosistemas a peligrosos extremos.
En ese camino, las cuatro Cartas Oficiales de la Presidencia de la COP30, junto con las comunicaciones del equipo de coordinación publicadas a la fecha, destacan tres prioridades que el país aspira para esta conferencia: implementación, inclusión e innovación.
Desde una nueva visión sobre el financiamiento climático hasta el impulso al liderazgo de base, estas son 10 propuestas que la Presidencia brasileña está colocando en el centro de la agenda de la COP30.
1. El esfuerzo es colectivo
La Presidencia concibe la COP30 como una plataforma para trascender las divisiones políticas y sectoriales y movilizar la cooperación global. En el centro de esta visión está el concepto del “Mutirão Global”, un esfuerzo colectivo inspirado en valores indígenas que convoca a gobiernos, sociedad civil y sector privado a cocrear soluciones. Brazil ha incorporado este concepto en las negociaciones con miras a integrar iniciativas locales, autónomas y colaborativas en un movimiento global que transforme los compromisos climáticos en acciones concretas, a la velocidad necesaria para contener el avance de la crisis climática.
2. Una Contribución Determinada Globalmente
Con base en movilizar el avance del Balance Global (Global Stocktake o GST) y el concepto del Mutirão, Brasil está proponiendo ver los compromisos como una Contribución Determinada Globalmente.
“Nuestro objetivo es aportar una nueva dinámica a la acción climática global, alineando los esfuerzos de las empresas, de la sociedad civil y de todos los niveles de gobierno en una acción coordinada. Un mutirão global para cumplir con el GST como si fuera una contribución determinada globalmente”, escribe André Corrêa do Lago, presidente de la COP30 en la Cuarta Carta de la Presidencia. Bajo un enfoque de “toda la sociedad, todo gobierno” se busca una gobernanza climática más participativa y con mayor rendición de cuentas.
3. Acelerar la ambición con puntos de referencia claros
Hasta el momento, solo alrededor del 10 % de los 196 países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) ha presentado la actualización de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), los compromisos de cada país para reducir sus emisiones y limitar el aumento de la temperatura global, tal como se acordó en el Acuerdo de París. Aunque el plazo original para entregar las actualizaciones era febrero, tuvo que ser extendido hasta septiembre. En ese contexto, Brasil está instando a los países a alinear sus NDCs actualizadas con el objetivo de 1.5 °C (llamándolas NDCs reforzadas), además de avanzar acciones para detener la deforestación para 2030, triplicar la capacidad de las energías renovables y duplicar la eficiencia energética.
4. Los bosques en el centro de la acción climática
Como una de las principales naciones con bosques tropicales, Brasil está colocando los bosques en el centro de la COP30. Con la etiqueta de ser la “COP de la Amazonía”, Brasil ha enfatizado que los bosques no solo son sumideros de carbono, sino activos para el desarrollo, esenciales tanto para la mitigación como para la resiliencia. La Presidencia está impulsando inversiones a gran escala e innovación para compromisos concretos para frenar la deforestación y ver los bosques tropicales como grandes aliados frente al cambio climático.
5. El Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF)
En el núcleo de la agenda financiera de la COP30 está el TFFF, un fondo basado en desempeño que busca movilizar 4 mil millones de dólares anuales para recompensar a los países que conserven bosques tropicales. Apoyado por los países BRICS, el Reino Unido y Noruega; así como las naciones con grandes extensiones de bosque tropical, el TFFF propone pagos directos: 4 dólares por hectárea por año, con al menos el 20 % destinado a los Pueblos Indígenas y las comunidades locales gestoras de los territorios.
“Este volumen financiero representa de tres a cuatro veces los presupuestos discrecionales de los ministerios de medio ambiente de los principales países forestales —y decenas o incluso cientos de veces más que lo que actualmente paga el mercado voluntario de carbono —. El TFFF tiene el potencial de transformar las políticas nacionales de conservación forestal” apuntaron en una comunicación oficial.
6. Justicia e inclusión como pilares de la gobernanza
Brasil ha propuesto un Balance Ético Global para asegurar que la justicia esté integrada en la acción climática. La iniciativa es liderada por el presidente del país anfitrión, Lula da Silva y el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres y se estructura en seis diálogos regionales de la sociedad civil en cada continente del planeta. El objetivo es reflexionar sobre los valores, comportamientos y responsabilidades que deben transformarse para que los compromisos asumidos en las Conferencias de la ONU sobre el Clima se conviertan en realidad.
Además, estructuras de gobernanza de las conversaciones climáticas como el Círculo de los Pueblos y comisiones indígenas de alto nivel buscan poner las voces históricamente excluidas en el corazón del proceso de negociación.
7. Empoderar a los gobiernos subnacionales
A través de la Coalición para Asociaciones Multinivel de Alta Ambición (CHAMP), Brasil está abogando por que los gobiernos locales y regionales tengan acceso a financiamiento y apoyo técnico. Además, el anuncio del Foro de Líderes Locales, que congregará a cientos de alcaldes, gobernadores y líderes subnacionales para intercambiar soluciones climáticas locales y demostrar cómo ciudades, estados y regiones están acelerando el progreso hacia los objetivos climáticos mundiales, destacará soluciones multinivel y el poder de la acción local.
8. Integrar la diplomacia climática en la agenda global
Brasil está promoviendo que el clima se mantenga como una prioridad global más allá del calendario de la COP. A través de encuentros en la SBSTA y la Semana del Clima de Londres, la Presidencia de la COP30 ha enfatizado la necesidad de coordinar las acciones frente al clima en foros más amplios como el G20, el FMI, los BRICS, las reuniones del Banco Mundial y la Asamblea General de la ONU, para garantizar coherencia y dinamismo durante todo el año.
9. Una agenda estratégica de “Seis Pilares”
En su última Carta de la Presidencia, Brasil informó que la propuesta de agenda negociadora para la COP30 de Brasil estará organizada en seis ejes temáticos que cubren mitigación, adaptación y medios de implementación: 1. Transición de la energía, la industria y el transporte; 2. Gestión de bosques, océanos y biodiversidad; 3. Transformación de la agricultura y los sistemas alimentarios; 4. Resiliencia para ciudades, infraestructura y agua; 5. Fomento del desarrollo humano y social; y 6. Movilización de facilitadores y aceleradores, incluyendo financiamiento, tecnología y fortalecimiento de capacidades.
10. La COP30 como punto de inflexión
La ambición de Brasil es que la COP30 marque un cambio decisivo en el proceso climático, donde la movilización desde las bases, una gobernanza reformada y acciones concretas se unan. Con propuestas como frenar la deforestación, metas en energías renovables y el lanzamiento del TFFF, la COP30 se propone como un momento estructural clave.
Si bien algunos participantes han expresado preocupación por los desafíos logísticos y de accesibilidad en Belém, el mundo estará observando. El legado de Brasil en la COP30 podría moldear una de las negociaciones climáticas más relevantes de esta década, si tiene el éxito esperado en transformar los compromisos en una acción audaz, concreta y justa para un futuro resiliente para las personas, la biodiversidad y el planeta.









