La rapidez con la que ha crecido la importación de productos forestales durante la última década resulta difícil de creer: de $6 mil millones en 1996 a $16 mil millones en 2005; y se cree que esta cifra se duplicará antes del 2015. Eso ha evocado imágenes de un medio ambiente global que se derrumba bajo el peso de mil millones y medio de chinos que repentinamente se incorporan a la clase media. Muchos, entre los cuales me incluyo yo, hemos imaginado la China como si fuera la gran aspiradora de los bosques del mundo.
Esta misma lógica ha conducido a que la gente culpe a los chinos por el auge actual de extracción ilegal de madera en lugares como Indonesia, Myanmar, Papua-Nueva Guinea, y el lejano este de Rusia, paises que luego envían el producto a China. A los conservacionistas les preocupa que sus esfuerzos por asegurarse que los productos forestales que entran a Europa y Norteamérica sean producidos de forma legal y sostenible, estén condenados a fracasar debido a que los chinos aparentemente no tienen ningún escrúpulo en comprar productos obtenidos dudosamente.
Sin embargo, un informe reciente de Forest Trends, CIFOR, y el Centro sobre las Políticas de Agricultura Chinas muestran que las cosas no son tan simples como parecen. De hecho, las exportaciones de productos forestales chinos han estado subiendo tan rápidamente como sus importaciones; saltaron de $4 mil millones en 1997 a $17 mil millones en el 2005. Aun más, el volumen de madera que sale para exportaciones es aproximadamente el 70% del volumen que se importa, lo que significa que las exportaciones son casi iguales a las importaciones. Así que en vez de usar los recursos mismos, China principalmente los procesa y los envía de nuevo hacia fuera. Parece más una planta de fabricación gigante que una aspiradora.
Los principales importadores de muebles chinos, madera aserrada y otros productos forestales son de los Estados Unidos y Europa. Solo Estados Unidos registra el 35% de las exportaciones chinas de productos a base de madera y las importaciones que hizo Estados Unidos de estos productos chinos se incrementaron en 1000% entre 1997 y 2005. Europa es el segundo importador más grande y sus importaciones aumentaron casi un 800% durante el mismo periodo. Eso significa que los americanos y los europeos son los que usan la mayoría de la madera y que también están bien posicionados para tomar medidas contra la extracción ilegal e insostenible si trabajan con sus socios chinos para cerciorarse que los muebles o la madera aserrada que importan de China no hayan sido fabricados con madera de dudosa procedencia. Las recientes políticas europeas que intentan asegurar que los gobiernos no compren madera de fuentes ilegales puede tambien ayudar. Pero todavía hay que hacer mucho más. En vez de simplemente culpar a los chinos, los países que consumen todos estos productos deben actuar.








