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Las tribus tratan mejor a la naturaleza

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Un estudio reciente de la Universidad de Idaho demuestra que la población indígena de la Reserva Bosawas en Nicaragua destruye los bosques mucho menos que sus vecinos mestizos. De hecho, en promedio, cada colono mestizo deforestó un área casi 17 veces más grande en 2002 que su contraparte indígena.

Desde hace tiempo los analistas han discutido si los indígenas respetan más al medio ambiente que otros grupos. Los defensores de los indígenas siempre destacan el profundo respeto por la naturaleza de las culturas tribales y el hecho de que han vivido en los bosques por miles de años sin destruirlos. Sin embargo, otros grupos afirman que hoy en día los indígenas están tan dispuestos como cualquiera a destruir sus bosques para ganar dinero rápido.

En el artículo Más allá del mapa: Impacto sobre indígenas y colonos y defensa territorial en la reserva Bosawas en Nicaragua, Tony Stocks, Ben McMahan y Peter Taber usaron encuestas e imágenes de satélite del período 1986 a 2002 para ver quien tenía razón.

La Reserva de la Biosfera de Bosawas es un caso interesante. Cerca de 16.000 mayangnas y miskitus controlan dos tercios de la parte norte de la Reserva, mientras un número similar de colonos mestizos controlan el sur. Los mayangnas y los miskitos son nativos del área, mientras que la mayoría de los colonos migraron allí recientemente desde áreas rurales cercanas. Ambos grupos son pobres y ninguno tiene buen acceso a los mercados. Sin embargo, los colonos no solo deforestaron mucho más sino que la diferencia entre los dos grupos parece ir en aumento.

Esta diferencia se debe en gran parte al hecho que, a diferencia de los mayangnas y los miskitos, quienes dejan descansar la tierra por unos años y después vuelven a sembrar sus cultivos en el mismo lugar, los colonos mestizos meten pastos permanentes una vez que han terminado de cultivar un área. En parte los colonos usan esos pastos para alimentar su ganado y en parte los usan como una forma de reclamar esa tierra como su propiedad privada. En contraste, los indígenas mantienen sus animales con ellos en sus aldeas y manejan la tierra de forma comunal.

El estudio de Idaho no demuestra que los indígenas siempre manejan sus recursos de forma más sostenible. Éste es apenas un caso, y en otros podría ser diferente. Sí demuestra que a pesar de la globalización y la proliferación de los valores occidentales, las diferencias culturales todavía son importantes. Cada grupo tiene sus propias reglas y su propia manera de hacer las cosas, y algunos tratan a la madre naturaleza mejor que otros.

El estudio también deja claro que fortalecer el control de los indígenas sobre sus territorios ayudó a conservar los bosques de Bosawas. Eso es más de lo que se puede decir respecto a los esfuerzos poco exitosos del gobierno para mantener a los colonos fuera de la parte sur de la Reserva.

Así que reconocer los derechos territoriales de los indígenas tal vez no sea una solución mágica para lograr la conservación, pero vale la pena hacer el intento.