Hace veinte o treinta años se pensaba que la mayoría de familias rurales pobres ganaban la vida cultivando la tierra. Sin embargo, muchos estudios demostraron que otros tipos de ingresos, como el trabajo asalariado, la artesanía, el pequeño comercio y las remesas enviadas por familiares, eran igual o más importantes. Eso hizo que la pobreza rural se enfocara de otra manera.
Ahora, un nuevo informe del Banco Mundial llamado "Contando con la naturaleza, los ingresos forestales y la pobreza rural" destaca otras fuentes de ingresos importantes: la leña, los alimentos que provienen del bosque y los otros productos forestales. Según el informe, en promedio, estas actividades proporcionan una quinta parte de los ingresos de las familias rurales pobres.
El informe de P. Vedeld, A. Angelsen, E. Sjaastad, y G. Kobugabe Berg de la Universidad Agrícola de Noruega, analiza datos de 54 estudios sobre los ingresos de los hogares en 17 países, con énfasis en el sur y este de África y el sureste asiático. Las regiones con bosques húmedos, semi-húmedos, y secos están representadas en igual proporción en estos estudios, aunque en el caso de los bosques húmedos la mayoría de los casos están enfocados sobre indígenas latinoamericanos.
Cerca del 40% de los ingresos de estas actividades provienen de recolectar alimentos del bosque (carne de monte, insectos, frutas y vegetales silvestres), mientras que la leña aporta otra tercera parte. Gran parte de la porción restante viene de los forrajes, las plantas medicinales y la madera. La mitad de estos ingresos toma la forma de dinero efectivo, mientras la otra mitad se consume en especie. Las familias más ricas cosechan más productos forestales. Sin embargo, las familias más pobres consiguen una porción más alta de su ingreso total de estas fuentes. Los lugares más remotos y con niveles de educación más bajos reciben un porcentaje más alto de sus ingresos a partir de los bosques.
Los autores aclaran que muchos de los estudios revisados tenían debilidades metodológicas importantes y opinan que hacen falta estudios de mayor calidad. Eso requerirá más financiamiento. No obstante, ya sabemos lo suficiente para afirmar sin lugar a duda que la población rural recibe un porcentaje mucho más alto de sus ingresos de estas fuentes de lo que las estadísticas oficiales sugieren. Las estrategias de reducción de la pobreza deben ayudar a asegurar que las familias rurales no pierdan esa fuente crucial de ingresos.








