La formación en África en el campo forestal está pasando días difíciles. Los gobiernos nacionales nunca invirtieron mucho en ella y ahora los donantes están dejando de hacerlo. La inestabilidad política y la falta de presupuesto han forzado a muchas instituciones a cerrar por períodos largos. Los estudiantes que logran graduarse salen poco capacitados para responder a las necesidades de los gobiernos, las comunidades, o el sector privado. Muchos no consiguen empleo.
Estas preocupantes conclusiones derivan de una encuesta reciente realizada en veinte universidades, colegios, e institutos africanos que forman estudiantes en el campo forestal. La encuesta, realizada por August Temu de ICRAF y varios de sus colegas, abarcó a instituciones en Burkina Faso, Kenia, Malí, Nigeria, Sudáfrica, Sudán, Tanzania, Uganda, y Zimbabwe, y cubre a la mayoría de las mejores universidades de la región. De éstas, solamente dos reciben un apoyo fuerte por parte de donantes.
Entre 1993 y 2002, el número de estudiantes forestales graduados de estas veinte instituciones encuestadas, se incrementó. Sin embargo, el número de estudiantes de postgrado disminuyó de forma perceptible. También, se volvió mucho más difícil para los estudiantes conseguir visas y becas para estudiar un postgrado en el exterior. El entrenamiento forestal a nivel de diplomado prácticamente ha desaparecido.
Un segundo informe de FAO y de IUCN demuestra que la situación es incluso peor en África Central donde existe la mayor área de bosques. La República Democrática de Congo tiene apenas cien profesionales forestales para manejar bosques que cubren un área tres veces el tamaño de Francia. La facultad de ciencias forestales del otro Congo fue saqueada en 1997/98 y no volvió a abrir hasta hace tres años. La facultad de la República de África Central también fue saqueada.
Probablemente, la universidad de Dschang en Camerún sea la mejor universidad de África Central. Sin embargo, de 144 estudiantes recién graduados allí, menos de la mitad consiguieron trabajo en el área forestal o siguieron sus estudios. Dschang no prepara sus estudiantes para trabajar en empresas forestales, y solamente cuatro terminaron allí. Las empresas están siendo presionadas para manejar sus bosques de una manera más sostenible, pero difícilmente podrán encontrar los profesionales nacionales que necesitan para eso aunque quisieran. Los estudiantes tampoco están bien preparados para ayudar a los pequeños productores.
El continente no está formando a los forestales que necesita. A menos que comience a hacerlo, el círculo vicioso de menos recursos y menos resultados se va a acelerar aún más. La comunidad internacional no debe dejar a los gobiernos africanos solos en la lucha contra este problema. Los donantes deberían ayudar más a las instituciones africanas y traer a más estudiantes a estudiar a sus propios países.








