Frente a los ojos del mundo la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro se asoció con Chico Méndez y bosques quemándose en la Amazonía. En contraste, la Cumbre de Johannesburgo giró en torno al África rural y a los que la globalización dejó atrás. Para esa gente la palabra "ambiente" significa la comida que come, el agua que bebe, las medicinas que toma y las casas donde viven. Sus vidas dependen en forma directa de lo que pueden conseguir de sus tierras, los bosques, y las tierras arboladas.
El documento de la USAID "Naturaleza, Riqueza, y Poder en África" se centra en esa realidad. En un continente en donde el 70% de la gente gana su sustento de los recursos naturales, resulta clave preguntar quién tiene acceso a esos recursos y cómo los manejan. Esos son los temas fundamentales para la democracia en África rural.
Por suerte, hay esperanza. Los medios han enfatizado las crisis ambientales y han pasado por alto que en muchos lados la gente está trabajando para reconstruir sus ecosistemas. La conservación comunitaria de la fauna en Botswana ha incrementado la presencia de la fauna silvestre y los ingresos. Los productores de la zona alta del Valle del Río Níger en Malí ahora manejan mejor sus bosques y suelos y no han talado más bosques para la agricultura. Madagascar redujo la deforestación en áreas priorizadas, fortaleciendo a las asociaciones de agricultores y apoyando la intensificación de la agricultura y el turismo.
Para tener éxito, las estrategias deben partir de las tendencias económicas y comportamientos ya existente y orientarlos en la dirección correcta. También deben aprovechar las inversiones en infraestructura, crédito, y programas de empleo público para crear nuevas oportunidades para el bienestar rural y el manejo de los recursos naturales. Deben darles a los comunitarios más derechos y oportunidades para expresarse, y crear sistemas de chequeo y control. Deben fomentar una cultura en la que se comparta la información, se aprenda, y se piense en cómo hacer mejor las cosas.
En Johannesburgo, como en el resto de África, mucha gente hablaba de la Nueva Iniciativa para el Desarrollo de África (NEPAD). Ellos sabían que la NEPAD no va a hacer milagros, pero también sabían que África tiene que hacer algo para no ser sacado del juego. Este documento da algunas buenas ideas para partir en ese sentido.








